Los fiordos árticos son profundas y estrechas entradas de mar formadas por glaciares a lo largo de miles de años. Al desplazarse y fundirse, los glaciares crearon valles con escarpados acantilados y montañas a cada lado, que más tarde fueron rellenados por el mar. Este proceso dio lugar a los dramáticos paisajes que hacen que los fiordos árticos sean tan impresionantes.
Los fiordos árticos, como los cercanos a Tromso, destacan por su ubicación en el extremo norte, que crea unas condiciones ambientales únicas. A diferencia de los fiordos de las regiones más cálidas, éstos están bordeados de montañas cubiertas de nieve, y sus aguas más frías y prístinas están llenas de una vida marina que rara vez se ve en otro lugar.